Día del
Maestro
El 11 de setiembre de 1888
fallecía en Asunción, Paraguay, Domingo Faustino Sarmiento, personalidad
política, literaria e intelectual que mantuvo entre sus principales
preocupaciones una idea de educación pública que resultara para la época la vía
de conducción del Estado argentino hacia el progreso y al culto de la civilización.
Con una actividad incesante en todo lo referido a educación pública —fundación
de escuelas, confección de programas y difusión de avances científicos—,
Sarmiento se posicionó como unos de los precursores de la escuela moderna en
Argentina.
En 1943, la Primera Conferencia de
Ministros y Directores de Educación de las Repúblicas Americanas, celebrada en
Panamá, resolvió decretar el 11 de setiembre como Día del Maestro para todo el
continente americano en honor al fallecimiento de Sarmiento, pero también en
reconocimiento a la importancia que implica el trabajo y disposición de todos
los maestros que día a día realizan su trabajo en las escuelas.
Un poco de su vida
Un cuento para reflexionar
El 15 de febrero de 1811 nació en el Carrascal, uno de
los barrios más pobres de la ciudad de San Juan, Domingo Faustino Sarmiento.
Los primeros «maestros» de Domingo fueron su padre José Clemente Sarmiento y su
tío José Manuel Eufrasio Quiroga Sarmiento, quienes le enseñaron a leer a los
cuatro años. En 1816, ingresó a una de las llamadas «Escuelas de la Patria»,
fundadas por los gobiernos de la Revolución, donde tuvo como educadores a los
hermanos Ignacio y José Rodríguez, éstos sí maestros profesionales.
A los quince años Sarmiento fundó una escuela en
San Francisco del Monte, provincia de San Luis. Tiempo después se enroló como
soldado para luchar contra los federales y tuvo que exiliarse en Chile, adonde
se empleó como periodista y minero. De nuevo en San Juan, fundó el periódico El
Zonda e inauguró un colegio para señoritas. En 1840 volvió exiliado a Chile, donde
continuó su labor como periodista y participó en la fundación de la Facultad de
Humanidades de ese país. En esos años dirigió una escuela e inventó un método
para enseñar a leer y escribir: el Método de lectura gradual (archivo
del libro escaneado completo en PDF).
En
1852, cuando los federales dejaron el poder, retornó a la Argentina. En los
años siguientes ocupó diversos cargos públicos: concejal municipal de Catedral
al Norte (1856-1857), senador de la Legislatura (1857) y director del
Departamento General de Escuelas. Fue gobernador de San Juan (1862-1864), y
años más tarde, entre 1868 y 1874, presidente de la República, Ministro del
Interior en 1879 y luego senador nacional.
Durante su gobernación de San Juan decretó la
obligatoriedad de la enseñanza primaria y fundó una escuela para más de mil
alumnos. En el lapso de su presidencia fueron muchas las acciones destinadas a
la educación: entre otras, creó varias instituciones escolares primarias,
secundarias y terciarias. Fundó un sistema de bibliotecas populares, impulsó la
construcción del Observatorio Astronómico de Córdoba y la Academia de Ciencias
de esa provincia y organizó la Primera Exposición Nacional en la ciudad de
Córdoba. Durante su mandato, la cantidad de alumnos primarios creció de 30.000
a 100.000. Para estos trabajos tuvo la colaboración de docentes argentinos y
extranjeros, como Juana Manso, y Horace y Mary Mann.
Afectado por una insuficiencia cardiovascular y
bronquial, Sarmiento viajó a Paraguay tras las recomendaciones médicas de
alejarse de Buenos Aires para evitar el frío invernal. El 11 de septiembre de
1888, falleció en Asunción tan pobre como había nacido . Hoy sus restos
descansan en el Cementerio de la Recoleta.
Un cuento para reflexionar
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